Todo el mundo tiene su parte oscura

domingo, 23 de enero de 2011

Me es indiferente.

         Dicen que la vida es un camino que hay que recorrer, un camino oscuro y peligroso, capaz -en ocasiones-de hacerte pensar que no puedes continuar. Capaz de de inculcarte ganas de abandonar todo para siempre sin opción a saber si la historia hubiese tenido un final feliz o no.
         Sin embargo- dicen algunos ilusos también- este camino suele tener una meta, una meta agradable y donde encontrarás la felicidad.
        Que al fin y al cabo, a mí no me importa lo duro y difícil que sea el camino, siempre y cuando, claro, que mi final feliz seas tú.

sábado, 22 de enero de 2011

Reflexiones de una lunática.

Diluviaba. Había una tormenta tan grande y feroz como aquel lugar no recordaba .
Ella miraba por la ventana. Estaba sumergida en sus propios pensamientos.
Pensaba en todo lo que le había ocurrido a lo largo de ese año. De lo bueno, de lo malo, de lo feliz que se había sentido en algunas ocasiones, y de lo triste que se había sentido otras.
Pensaba en que ya nada tenía sentido, ¿de qué servía todo lo que había hecho? Todo se había estropeado. Realmente, nada importaba ya.
Se imaginaba a sí misma el día de su propia muerte. Ella estaría en un precioso féretro, descansando para toda la eternidad. La gente de alrededor estaría apenada, triste, llorando por la pérdida, haciendo caso omiso a las preferencias de ella, la cual no deseaba otra cosa que la gente hiciera una fiesta cuando ella pasara a mejor vida.
Pero eso no pasaría jamás. ¿Quién asistiría a su entierro?, ¿a quién le importaría si ella desaparecía para siempre? . Lo sabía muy bien, y recordarlo, le hacía sentir mal. La respuesta era "a nadie".           Diluviaba. Había una tormenta tan grande y feroz como aquel lugar no recordaba; pero , seguramente, ella ni siquiera se había dado cuenta de que llovía.